domingo, 4 de noviembre de 2007

Regreso al Futuro y Praga

Bueno, sé que queda mal volver a escribir después de tanto tiempo, porqué hacía casi tres meses que este blog no se actualizaba, así que la gran mayoría pensásteis que había muerto (el blog, no yo... o igual algunos pensásteis que yo había muerto, pero es 100% falso, sigo vivito y coleando).

Razones para no actualizar: básicamente la perrería, pero también que he tenido un comienzo duro en la universidad, otra vez, y ahora después de parciales he encontrado un hueco para escribir. Ten en cuenta que estudio, llevo un equipo de básquet, llevo adelante un fansub yo solo (http://monf.blogspot.com, ya que estamos hago publicidad) aparte de los nuevos proyectos que empiezo, como mi novela online (planeo hacer algo como Yoli/Yui, pero mantenerlo activo por lo menos durante algo más de dos semanas) y bueno, el hecho de que yo también tengo una vida privada que mantener (no demasiado interesante, pero vida al fin y al cabo).

Y para conmemorar la vuelta al blog, hoy os voy a hablar sobre Praga. Pues veréis, Praga es una ciudad básicamente plagada de españoles, nada más llegar allí te das cuenta que oyes a más gente hablando español que hablando checo, que es un idioma muy difícil que se habla en la República Checa. Bien, llegamos allí por la tarde, después de montar en un tren en un compartimento con dos canadienses, la madre y la hija, bastante peculiares... Yo me senté al lado de la niña, que llamaremos a partir de este momento Jodía-niña. Pues la Jodía-niña tenía un diario en el que por cada parada en su viaje escribía tres veces lo que hay escrito en este blog, es decir, que no estaba haciendo un pequeño diario de viaje como el que yo hice sino que estaba haciendo un libro, supongo que para enseñárselo a algún aburrido canadiense de vuelta a Canadá. Cuando se cansó de escribir (y cuando me jipió mirándole lo que ponía, que vi que decía "el vagón está lleno de punkis, ¡qué asco!", siendo los punkis nosotros, probablemente porqué llevábamos algunos días sin afeitarnos ni ducharnos, costumbre nada sana pero muy nuestra) se puso a leer a Harry Potter para hacer movimientos gays de mano como si llevara una varita, que yo no vi porqué estaba dormido, creo...


La estación de destino

Bueno, llegamos a Praga con mucha calor, después de haber salido de un Munich muy frío, así que íbamos abrigados hasta arriba y por poco morimos al llegar a la estación principal. La estación se caía a cachos, para qué negarlo. La cara del Marín en aquel momento no tenía desperdicio, era una especie de "estoy en el tercer mundo" que se concretó con su comentario "esto es el tercer mundo". Después de cambiar algo de mi dinero en la taquilla de cambio más cercana (la moneda oficial es el bicharrangano checho, según el Iñaki, o sino también vale el dinar) nos dirigimos a compar el billete de metro y tranvía para llegar a nuestro hotel. La situación fue bastante cómica, porque cuando le dije a la taquillera que si hablaba inglés me dijo que no, ídem con francés y yo me estaba quedando sin idiomas... pero resultó ser que la buena mujer hablaba español. Un cachondeo, lo que yo te diga.

Después de los viajes en metro y tranvía, llegamos a nuestro hotel, el Dizzy Daisy. A pesar del nombre, la habitación era genialísima, junto con la de París, creo que la mejor que hemos pisado en el Interrail. Nos duchamos para no encontrarnos más con chicas que nos llamaran punkis, pero eso de afeitarse... habría que esperarse unos días más. Así, salimos a la calle, para explorar una nueva ciudad europea. Pero resulta que, oh cielos, el mapa lo tenía yo, así que acabamos yendo en la dirección opuesta a la que debíamos, pero eso nos permitió ver hoteles más lujosos que el nuestro, como el Hotel Tokyo, una casa okupa con un graffiti en la puerta que ponía "Hotel Tokyo" con una caligrafía más que discutible. Después de dirigirnos en la buena dirección, llegamos al meollo de Praga, un lugar que, para ser fin de semana, estaba totalmente vacío. Caminamos y caminamos... y todo vacío, ni un pobre alma en pena por la calle. Serían las 7 de la tarde o algo así, pero no vimos a nadie... hasta que llegamos al centro centro. Entonces las calles se llenaron de gente, colorido y casas realmente bonitas. Nos hicimos algunas fotos con sus correspondientes "Can you...?" para ligar, que no pasaron más que de unas risas que nos echamos.


La habitación (y el Iñaki)


Es en la que salimos mejor... y yo salgo con cara de psicópata y el Iñaki con cara de asustado.


Nos queríamos ligar a las chicas que nos echaron la foto, pero...

Después, dimos unas cuantas vueltecitas por el centro, donde el Iñaki cambió dinero y le timaron (¡1 euro!). Timo en mano, y postales en el bolsillo, nos volvimos al hotel, no sin antes pasar por una tienda de comestibles de chinos, donde todo valía pocos bicharranganos, así que cargamos algo de comida. Al llegar al hotel, hicimos unos tallarines a la carbonara que habíamos comprado en Venecia (que por las ansias de comer de uno de los integrantes del DS se quemó la olla donde los hicimos, y anda que no costó lavarla...) y después bajamos a la sala de los ordenadores, donde hicimos nuestra única entrada desde el extranjero en el blog.

A la mañana siguiente, salimos dispuestos a comernos Praga con patatas (o sola, pero a comer, vaya...). Fuimos al castillo de Praga, con su catedral de San Vito (si, si, el del baile) donde pasamos una calor mortal, para luego bajar de nuevo al centro para acabar de visitarlo, donde seguimos pasando una calor mortal. Pasamos por el puente sobre el que se suicidó el confesor de la Reina (la Reina se ve que tenía un affaire extramatrimonial y él lo sabía y no sé por qué razón lo acabaron tirando desde el puente) y allí habían estatuas de él, muerto con un ¡casquet volador! La foto no tiene desperdicio.


Tant de bo els meus soooomniiiiis eeeees fesin realitaaaaat...


El Castillo de Praga


Bonita vista desde arriba de la ciudadela del castillo


Catedral de San Vito (lalalalala)

Después tuvimos una de las broncas del viaje, a la hora de comer. Y es que yo pensaba que alejándonos del centro de la ciudad todo valdría más barato y, puesto que nuestra economía no estaba para tirar cohetes, me hicieron caso. Pero había hambre, y cuando se abre el estómago, no atiende a razones, y al comprobar que mientras más nos alejábamos del centro menos sitios abiertos había (por no decir ninguno) y que teníamos que volver sobre nuestros pasos, la situación empeoró. Después de volver al centro y comprobar que, efectivamente, no teníamos dinero para comer en algún restaurante céntrico, acabamos comiendo en la calle, al lado de un puesto de pizza ambulante, en el que el dependiente y yo intercambiamos montones de insultos cada uno en un idioma desconocido para el otro (le dije "English?" "No, afghanistanish!" y empezó a soltar una palabrería rara en checo... así que me cagué en sus muertos un rato). Comimos y allí formamos nuestro segundo ejército mortal: las palomen.



Después de comer nos dirigimos de nuevo al centro, para comprar algo fresco para beber y continuar nuestro viaje, hasta que dimos con el Beer Factory, probablemente uno de los mejores bares que hayamos en nuestra travesía interrailera: mesas con tu propio tirador de cerveza Pilsner Urquell... ¡a 29 bicharranganos el medio litro! (1 euro = 30 bicharranganos) Cayeron aquí unos litrillos de cerveza y ya contentos fuimos a tumbarnos un poco en la hierba que había cerca del Museo de Praga (pasamos al lado de todos los museos de todas las ciudades que visitamos, pero sólo fuimos a uno...). Después, volvimos a los chinos a comprar provisiones para el viaje, ya que al Marín le sobraban un buen puñado de bicharranganos, y volvimos al hotel, cargados básicamente de guarreridas checas: patatas, cacahuetes y demás...


Iñaki & Fer @ Beer Factory

Hay que explicar que la habitación de Praga era muy grande, pero compartíamos baño y cocina con los de al lado. Pero como no les habíamos visto hasta entonces, pensábamos que eran seres que no existían, y que no teníamos compañeros. Pero mientras yo estaba semi-desnudo preparando la comida del día siguiente y el Marín estaba en la cama con el Iñaki semi-sentado encima suyo, aparecieron por la puerta dos alemanes de dos metros cada uno a los que se les salieron los ojos de las órbitas al ver semejante escena y que, por tanto, salieron raudos a recogerse. Aún nos seguimos riendo de ese día.

Luego, nos pusimos a hacer la cena de esa noche. Nunca olvidaré los nooddles que compré en los chinos, más que nada porqué no pude comer más de cuatro cucharadas seguidas: picaban más que nada en este mundo, así que apenas cené un trozo de pan con lomo que teníamos por allí. Después bajamos al bar que tenía el hotel, puesto que el centro estaba demasiado lejos como para volver y habíamos andado bastante, ese día. En el bar, pues, nos pillamos otras tres cervecitas (de medio litro, como hombres bragados que somos) y después unos cubatillas (o cocktails) para hacer pasar. Aparte jugamos unas partiditas al "futbolín" que había allí, comprobando que no hay buenos futbolines lejos de España. Mención aparte merece el calimotxo que me pedí, que según los checos no está bueno si más de tres cuartos del vaso no son de vino. Total, que aquello no había quien se lo bebiese y menos sin haber cenado casi nada, como era mi caso. Así que, allí lo dejé, pero como dejar cosas está mal, pues el Marín se lo bebió en dos tragos. Lo que pasó a partir de entonces merece casi un post para este asunto, así que lo mantendremos en vilo hasta entonces.


Con banderitas de... ¡¿Estonia?!

Y bueno, a la mañana siguiente y con algo de resaca nos levantamos para dirigirnos al tren que nos llevaría hasta Berlín, sin saber entonces qué nos estaba esperando en ese tren, conocido ya por todos los integrantes del DS como "el tren de la muerte". Pero eso irá en el post de Berlín, así pues tendréis que esperar. Pronto intentaré traeros el post sobre lo que pasó aquella noche después de que el Marín se bebiese el calimotxo/vino de dos tragos.

Sobre el concurso: créetelo, pero aún no hemos hecho el sorteo, fíjate. Y no nos ha faltado tiempo, nos ha faltado memoria. En cuanto lo hagamos, comunicaremos los resultados.

Sobre el nuevo concurso: ¡nueva pregunta! ¡No pasa nada por responder más tarde, el que primero responde tiene más puntos, pero el que responde después también tiene! La pregunta es... ¿Cómo se llamaba la estación de vaporetto que atravesamos en el vídeo de nuestro viaje?

4 comentarios:

marinnnnnnnnnnnn dijo...

wooo! k grande! gran actualizacion fer! comentad mucho fieles seguidores!

Anónimo dijo...

Ueeeeeeeeeee!!! Por fin nueva actualización!! A ver si le dais vidilla q estabamos ansiosos de seguir vuestras peripecias interraileras, jajajaj!

En cuanto a la pregunta, la estación de vaporetto que atravesasteis es: RIALTO MERCATO!!!! ^^

Un besito niños!

Anónimo dijo...

Por cierto, un poco cara psicópata en la foto si eh..... ;)

Anónimo dijo...

pobres alemanes que seguro que se pensaron que habias montado una orgia y salieron raudos a buscar amigos para añadirse a la fiesta.No me quiero imaginar su cara cuendo volvieron y ya no estabais en la habitacion.....